sexta-feira, 4 de outubro de 2019

El Brexit: Un reto para la economía europea

Son tiempos convulsos ahora mismo en Europa. La economía mundial parece que se acerca de nuevo a una recesión. Las últimas previsiones de la OCED para este último cuatrimestre de 2019 confirman el frenazo en la economía mundial, y las previsiones sobre el crecimiento no son muy esperanzadoras. Además, las previsiones del año que viene no hacen más que corroborar lo anteriormente dicho, mostrando un futuro desempeño de la economía mundial peor que en 2008. De hecho, este crecimiento no debería alcanzar más que 2,9% en 2019 y 3% el siguiente año. Todo esto tiene su explicación en numerosos retos que debe enfrentar la sociedad internacional. Entre ellos, por ejemplo, se encuentra la guerra comercial entre Estados Unidos y China y, especialmente sensible para la situación de Europa, se encuentra el Brexit.
El Brexit es uno de los temas actuales que más preocupa a Europa. Es un proceso político en curso que persigue el abandono de su condición de estado miembro de la Unión Europea. Tras un referéndum celebrado el 23 de junio de 2016 en el que el 51,9% de los votantes votó a favor de abandonar la Unión Europea, el Gobierno invocó el artículo 50 del Tratado de la Unión Europea, iniciando un proceso de dos años que debió concluir con la salida del Reino Unido el 29 de marzo de 2019. Debido a los acontecimientos acaecidos, ese plazo se ha alargado hasta el 31 de octubre de 2019.
Reino Unido pertenece a la Unión Europea desde 1972, (Comunidad Económica Europea, entonces) En dicho país ya hubo en su momento otros intentos en los que se planteó la idea de abandonar la CEE en el 1975. Más tarde, ya en los años setenta y ochenta el Partido Laborista, la izquierda del país, fue el que defendió dicha posición. No fue por tanto hasta el 2010 cuando el movimiento anti europeísta recuperó fuerza en el país anglosajón. El primer ministro David Cameron  prometió hacer un referéndum sobre la permanencia o no la Unión Europea en 2016, donde ganó el no por un 51,9% de los votos. Esto abrió un proceso caótico en la política europea e inglesa que llega hasta nuestros días, con una gran incertidumbre y preocupación por la forma en que esa posible ruptura entre Reino Unido y la UE se haga de forma pactada o no.  Esto sin duda traerá algunas complicaciones a nivel económico, que es lo que nos preocupa especialmente en este momento.


Está claro que los efectos del Brexit en cuanto se refiere a la economía implicará un impacto negativo tanto en Reino Unido como en los estados miembros. Ese impacto dependerá de si la ruptura se hace con o sin acuerdo. El Banco de Inglaterra ha advertido que un Brexit duro (en su peor escenario que supondría cierre de fronteras y mercados) podría implicar una contracción de hasta el 8% en la economía británica en un año, un efecto negativo que sería peor que la crisis financiera mundial. En un escenario de un Brexit menos duro, pero aún sin acuerdo, la economía se contraería alrededor de un 3%. Además el comercio también se verá afectado.
En función del acuerdo o no final, se podrían levantar barreras al comercio que afectarían a muchos sectores económicos británicos. Reino Unido destaca en las exportaciones de automóviles, alimentos, bebidas y tabaco. En caso de Brexit, esto obligaría a la UE a implantar aranceles a los productos de procedencia británica, viéndose así perjudicadas sus exportaciones.
Como es lógico, una salida de Reino Unido de la UE traería consigo efectos negativos también para para la propia Unión.  República Checa, Polonia y Hungría serán, según un informe de ING, de los países europeos más afectados por el Brexit. Los cambios en las cadenas de suministro y la caída de las remesas de los trabajadores en Reino Unido podrían llegar a provocar una caída de hasta el 20% en los ingresos de estos países procedentes del exterior. Tanto Hungría como República Checa tienen una elevada exposición a Reino Unido por la industria del motor, con porcentajes del 0,2% y 0,3% de sus respectivos PIB relacionado con la exportación de suministros a Reino Unido. En cuanto a Polonia, Gran Bretaña es el segundo mayor mercado de exportación para el país, que mantiene un superávit comercial con el Reino Unido por un valor de poco más de 8.000 millones de euros al año.
En lo que respecta concretamente a España, en el terreno de los intercambios comerciales, las exportaciones españolas de bienes y de servicios dirigidas a la economía británica suponen el 3,3% del PIB, porcentaje algo inferior a la exposición promedia de la zona del euro frente al Reino Unido. Es sin embargo, más elevado que los respectivos porcentajes de Francia e Italia.
En el caso del turismo, el Reino Unido es nuestro primer mercado emisor, lo que representa alrededor del 20% de las entradas de turistas y del gasto total. En 2018, aunque las entradas de turistas procedentes de dicho país disminuyeron cerca del 2%, su gasto total aumentó el 3%. En cuanto a las exportaciones de bienes, el Reino Unido es nuestro quinto socio comercial, que representa cerca del 7% del total, de acuerdo con los datos de Aduanas. Destacan dentro del grupo de bienes de consumo, los automóviles y los alimentos, y las bebidas y el tabaco (el 11% y el 9% del total, respectivamente). En bienes de capital, destaca el material de transporte (el 13% del total).
Por el lado financiero, la exposición de España al Reino Unido, aunque relevante, es, como en el caso del comercio, también algo inferior a la del promedio del área del euro. “Los resultados sugieren que los costes para la economía española de una eventual salida del Reino Unido de la UE podrían ser significativos, dependiendo del escenario que finalmente se materialice, pero probablemente, no desmesurados”, señala el Banco de España. Según estas estimaciones, un Brexit con acuerdo comercial supondría una caída del PIB de 0,02 puntos al cabo de cinco años; del 0,5 puntos en caso de Brexit ordenado pero sin acuerdo y del 0,82 puntos porcentuales en caso de Brexit desordenado y sin acuerdo.
Como podemos ver por tanto, el Brexit es una situación que debe preocupar bastante a las economías europeas. Quizás la salida más lógica sería el de llegar a un acuerdo para suavizar los efectos del Brexit y evitar un desplome entre las economías de un lado y otro del Canal de la Mancha. Otra de las cuestiones a tener en cuenta es si de verdad la población británica está preparada para abandonar la UE, puesto que la victoria del no fue cuanto menos ajustada. Todo esto plantea un escenario enrevesado a la espera de un desenlace pactado, para bien de todos.

Paco Jiménez

[artigo de opinião produzido no âmbito da unidade curricular “Economia Portuguesa e Europeia” do 3º ano do curso de Economia (1º ciclo) da EEG/UMinho]

Sem comentários: