sexta-feira, 15 de novembro de 2019

¿Quién financia el cambio climático?

Mucho antes de lo esperado por la investigación científica, el ser humano ha forjado el calentamiento global desde antes del siglo XX, durante las primeras etapas de la revolución industrial,  causando que el clima medio sobrepase la variabilidad normal en los siglos anteriores a dicha revolución. Como consecuencia del calentamiento global se da el cambio climático, noticia y problema actual del cual es inevitable haberse enterado.
 El término de “financiación climática” hace referencia a la descripción de los flujos financieros de los países desarrollados a los países en desarrollo para financiar las actividades de mitigación y adaptación del cambio climático. A modo de definición está claro pero… ¿quiénes son los encargados de desembolsar esta ingente cantidad de dinero?
 La Unión Europea y sus estados miembros son el mayor proveedor de financiación pública climática. Sus contribuciones llegaron a los 21,700 millones de euros en 2018, frente a los 20,400 millones de euros de 2017. Estas contribuciones fueron exitosas y se utilizaron para iniciativas de mitigación del cambio climático en los países en desarrollo. Las últimas cifras dicen que la Unión Europea puede ampliar su contribución internacional a financiar este proyecto  para alcanzar una meta de 100 mil millones de dólares  por año, establecida para los países industrializados para 2020 y hasta 2025, año en que las partes establecerán una nueva meta cuantificada colectiva.
Al hilo de la financiación pública destinada a luchar contra el cambio climático existen muchas contribuciones bilaterales de países como Reino Unido, Alemania, Francia, España, Dinamarca, Noruega, Estados Unidos, Canadá, Japón o Australia, canalizadas a través de iniciativas de Naciones Unidas, de la Unión Europea o de bancos multilaterales de desarrollo.
En este contexto, en los últimos años se ha producido el desarrollo de nuevos instrumentos de financiación verde, siendo los bonos verdes el más avanzado. Son bonos emitidos tanto por entidades públicas como privadas cuyo fin es obtener fondos para financiar proyectos dedicados a la sostenibilidad del medio ambiente. Desde 2007 que se produjo la primera emisión por el Banco Europeo de Inversiones. El mercado ha sido especialmente activo con emisiones de este tipo de bonos tanto de instituciones financieras  como no financieras e incluso tesoros.
España es uno de los países europeos donde el impacto agregado del cambio climático es más intenso, teniendo en cuenta daños potenciales tanto físicos, ambientales, económicos, sociales como culturales. Los veranos ya duran cinco semanas más y en las ciudades la temperatura ha subido el doble que la media mundial.

Además, España se encuentra, en comparación con el resto de Europa, entre los países con  menor capacidad de adaptación a dicho cambio climático, calculado como la combinación de la capacidad económica, de las infraestructuras, tecnología, conocimiento, sensibilización y la capacidad institucional.

Cabe añadir que la tierra ya ha sufrido periodos de calentamiento y enfriamiento de forma natural,  pero  estos ciclos siempre han sido mucho más lentos, necesitando millones de años. Actualmente, por el contrario, y como consecuencia de la actividad humana, se está llegando a alcanzar niveles que en otras épocas llevaron a extinciones en apenas 200 años.                
Es necesario pedir que los gobiernos garanticen un juego limpio, seguir intentando producir con menos CO2 y para ello utilizar otras fuentes de energía, la implementación urgente del Acuerdo de París con objetivos realistas y necesidad de una arquitectura financiera climática potente a nivel global que englobe no solo al sector público (que incluye instituciones financieras de desarrollo y bancos multilaterales)  sino también al sector privado.
La utopía lleva a la realidad, y solamente dándonos cuenta de que existe un problema se podrá llegar a reducir su impacto, y ojalá que en un futuro solventarlo por completo.

Irene Rabal Marco

[artigo de opinião produzido no âmbito da unidade curricular “Economia Portuguesa e Europeia” do 3º ano do curso de Economia (1º ciclo) da EEG/UMinho]

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