Si observamos un mapa físico de la península ibérica, lo primero que nos llama la atención es que no se distinguen las fronteras entre ambos países. Portugal y Espanha parecen simples artificios creados por el hombre para designar a esa porción de Europa que se adentra en los océanos.
Es ésta una realidad geográfica incuestionable que se alza contra los nacionalismos existentes en la península pero que es, al mismo tiempo, un anhelo para otros muchos, los defensores de la unificación de ambos países, unión que puede ser entendida de muchas maneras, desde un cooperacionismo estrechísimo en todos los ámbitos hasta la unión bajo una misma bandera y una única soberanía.
La idea de un sólo Estado para toda la península ibérica no es nueva y ha tenido a lo largo de la historia diversos enfoques dependiendo del momento de la historia en el que nos situémos.
Hay quien opina que en esta ocasión los intereses de esta idea son claros aunque no convenga exponerlos abiertamente: La dominación portuguesa por parte del imperialismo espanhol.
Frente a esta visión, en mi opinión totalmente desacertada, del iberismo como una dominación espanhola sobre Portugal, existen otras, como la defendida hace ya casi un siglo por el ilustre intelectual gallego Castelao, entre otros muchos, que se fundamentan en la libertad para unirse y adherirse de todos los pueblos ibéricos, no solo espanholes y portugueses, si no también vascos, catalanes, gallegos…
Si hechamos un vistazo a las pasadas elecciones legislativas portuguesas, caeremos en la cuenta de que la palabra Espanha ha estado muy presente. La líder del PSD, la senhora Manuela Ferreira Leite, ha dejado bien claro que no es, digamos, una entusista del movimiento unionista. La candidata del PSD espetó hace apenas un par de semanas a su rival político, el senhor José Sócrates, la siguiente frase durante un debate televisivo: “No me gustan los espanholes metidos en la politica portuguesa…Portugal no es una provincia espanhola!”. Quizás la senhora Leite aún recuerde aquella frase que José Sócrates, tras ser reelegido en 2005 como primer ministro exclamaba en publico diciendo: ”La prioridad es Espanha, luego Espanha y después Espanha!”. Sin duda una frase de este calibre aún escuece en algunos sectores de Portugal y parece que la senhora Leite aprovecha cualquier ocasión, como sus críticas al proyecto del tren de alta velocidad con Espanha, para agitar el fantasma del imperialismo espanhol.
Este protagonismo espanhol en las pasadas elecciones legislativas portuguesas coincide con un estudio realizado este verano por el Centro de análisis sociales de la Universidad de Salamanca, según el cual, casi un tercio de los espanholes (un 30%) y un 40% de los portugueses estarían dispuestos a que Espanha y Portugal se unieran en una federación. Propuestas como las de crear un sistema fiscal conjunto o iniciativas como la presentación de candidaturas conjuntas para eventos internacionales, como el mundial de fútbol, cuentan com el apoyo de 4 de cada 5 portugueses y, en un porcentaje un tanto menor, de uno de cada dos espanholes.
Que ha podido provocar estos datos tan favorables?
Sin duda la colaboración entre instituciones de ambos países. Por ejemplo, Espanha es el país que más alumnos envía a Portugal com una beca Erasmus y los estudiantes portugueses encuentran en espanha su destino preferido. Otro dato significativo es el número de estudiantes de espanhol en Portugal, que en los ultimos anhos se ha triplicado, superando ya los 51000 alumnos.
En cuanto al comercio, Espanha es, desde 1994, el principal socio de Portugal. Según datos de la Cámara de comercio Hispano-lusa, el flujo comercial entre Espanha y Portugal supuso una cifra de 24000 millones de euros en 2006, cifra que continúa creciendo anho tras anho. Actualmente, unas 1200 empresas espanholas están instaladas en Portugal, con una una importante presencia espanhola en sectores como el bancario (Banco Santander), téxtil (Zara), inmobiliario y construcción…entre otros y hay otras 400 lusas instaladas en territorio espanhol. Un hecho muy significativo es que Espanha absorvió en 2005 el 25% de la inversión directa de Portugal en el exterior.
Un claro ejemplo de la colaboración institucional entre ambos países es el Laboratório Internacional de nanotecnología que se está construyendo en Braga, que constituye la apuesta conjunta de ambos países en materia nanotecnológica. En palabras de José Sócrates este laboratorio tecnológico “é símbolo de um aprofundamento histórico das relações de cooperação entre os dois países, e somboliza uma nova ambição nas relações entre Portugal e Espanha”
Al margen de estos datos y del mayor o menor valor que les demos, lo que es innegable es que la consolidación de la democracia en Espanha y Portugal en la década de los 70 del siglo pasado y nuestra adhesión simultánea a la Union Europea constituyeron un marco a partir del cual nuestras relaciones bilaterales se ahondaron profundamente. De las antiguas desconfianzas, motivadas por el desconocimiento mútuo (es bien conocida la imagen de los dos países vecinos de espaldas el uno con el otro) hemos pasado a una cooperación permanente.
De la cultura a la ciencia, del turismo a la cooperación transfronteriza (no en vano, Portugal comparte con Espanha sus más de 1200 km de frontera), de la gestión de los recursos hidrográficos (Portugal comparte con Espanha sus cuatro grandes ríos) a la cooperación energética, de los intensos intercambios comerciales al enorme volúmen de negocios. Portugal y Espanha están unidos por un denso conjunto de mecanismos de cooperación, defendiendo proyectos e intereses comunes y concertando sus posiciones en aquellas instituciones internacionales en que son partes. Por todo ello no es de extranhar que surjan voces proponiendo una unión de hecho, una unión que vaya más allá de la simple cooperación, que vaya más allá de un concierto de posiciones.
Hoy en dia, nada de lo que sucede en Portugal es irrelevante para Espanha y nada de lo que sucede en Espanha es ajeno para Portugal. Es necesario hacer de esta realidad un escenario futuro en el que la península ibérica cobre mayor relevancia a nivel europeo y mundial.
Es innegable que la Unión Ibérica, sea cual sea su dimensión, está muy verde, cuenta con muchos impedimentos y barreras que superar y que en estos momentos tanto espanholes como portugueses piensan más en salir de la crisis que en estas lides, pero la idea de una iberia unida sequirá latiendo en los pensamientos de muchos ciudadanos peninsulares.
Alberto Recondo Lago
Es ésta una realidad geográfica incuestionable que se alza contra los nacionalismos existentes en la península pero que es, al mismo tiempo, un anhelo para otros muchos, los defensores de la unificación de ambos países, unión que puede ser entendida de muchas maneras, desde un cooperacionismo estrechísimo en todos los ámbitos hasta la unión bajo una misma bandera y una única soberanía.
La idea de un sólo Estado para toda la península ibérica no es nueva y ha tenido a lo largo de la historia diversos enfoques dependiendo del momento de la historia en el que nos situémos.
Hay quien opina que en esta ocasión los intereses de esta idea son claros aunque no convenga exponerlos abiertamente: La dominación portuguesa por parte del imperialismo espanhol.
Frente a esta visión, en mi opinión totalmente desacertada, del iberismo como una dominación espanhola sobre Portugal, existen otras, como la defendida hace ya casi un siglo por el ilustre intelectual gallego Castelao, entre otros muchos, que se fundamentan en la libertad para unirse y adherirse de todos los pueblos ibéricos, no solo espanholes y portugueses, si no también vascos, catalanes, gallegos…
Si hechamos un vistazo a las pasadas elecciones legislativas portuguesas, caeremos en la cuenta de que la palabra Espanha ha estado muy presente. La líder del PSD, la senhora Manuela Ferreira Leite, ha dejado bien claro que no es, digamos, una entusista del movimiento unionista. La candidata del PSD espetó hace apenas un par de semanas a su rival político, el senhor José Sócrates, la siguiente frase durante un debate televisivo: “No me gustan los espanholes metidos en la politica portuguesa…Portugal no es una provincia espanhola!”. Quizás la senhora Leite aún recuerde aquella frase que José Sócrates, tras ser reelegido en 2005 como primer ministro exclamaba en publico diciendo: ”La prioridad es Espanha, luego Espanha y después Espanha!”. Sin duda una frase de este calibre aún escuece en algunos sectores de Portugal y parece que la senhora Leite aprovecha cualquier ocasión, como sus críticas al proyecto del tren de alta velocidad con Espanha, para agitar el fantasma del imperialismo espanhol.
Este protagonismo espanhol en las pasadas elecciones legislativas portuguesas coincide con un estudio realizado este verano por el Centro de análisis sociales de la Universidad de Salamanca, según el cual, casi un tercio de los espanholes (un 30%) y un 40% de los portugueses estarían dispuestos a que Espanha y Portugal se unieran en una federación. Propuestas como las de crear un sistema fiscal conjunto o iniciativas como la presentación de candidaturas conjuntas para eventos internacionales, como el mundial de fútbol, cuentan com el apoyo de 4 de cada 5 portugueses y, en un porcentaje un tanto menor, de uno de cada dos espanholes.
Que ha podido provocar estos datos tan favorables?
Sin duda la colaboración entre instituciones de ambos países. Por ejemplo, Espanha es el país que más alumnos envía a Portugal com una beca Erasmus y los estudiantes portugueses encuentran en espanha su destino preferido. Otro dato significativo es el número de estudiantes de espanhol en Portugal, que en los ultimos anhos se ha triplicado, superando ya los 51000 alumnos.
En cuanto al comercio, Espanha es, desde 1994, el principal socio de Portugal. Según datos de la Cámara de comercio Hispano-lusa, el flujo comercial entre Espanha y Portugal supuso una cifra de 24000 millones de euros en 2006, cifra que continúa creciendo anho tras anho. Actualmente, unas 1200 empresas espanholas están instaladas en Portugal, con una una importante presencia espanhola en sectores como el bancario (Banco Santander), téxtil (Zara), inmobiliario y construcción…entre otros y hay otras 400 lusas instaladas en territorio espanhol. Un hecho muy significativo es que Espanha absorvió en 2005 el 25% de la inversión directa de Portugal en el exterior.
Un claro ejemplo de la colaboración institucional entre ambos países es el Laboratório Internacional de nanotecnología que se está construyendo en Braga, que constituye la apuesta conjunta de ambos países en materia nanotecnológica. En palabras de José Sócrates este laboratorio tecnológico “é símbolo de um aprofundamento histórico das relações de cooperação entre os dois países, e somboliza uma nova ambição nas relações entre Portugal e Espanha”
Al margen de estos datos y del mayor o menor valor que les demos, lo que es innegable es que la consolidación de la democracia en Espanha y Portugal en la década de los 70 del siglo pasado y nuestra adhesión simultánea a la Union Europea constituyeron un marco a partir del cual nuestras relaciones bilaterales se ahondaron profundamente. De las antiguas desconfianzas, motivadas por el desconocimiento mútuo (es bien conocida la imagen de los dos países vecinos de espaldas el uno con el otro) hemos pasado a una cooperación permanente.
De la cultura a la ciencia, del turismo a la cooperación transfronteriza (no en vano, Portugal comparte con Espanha sus más de 1200 km de frontera), de la gestión de los recursos hidrográficos (Portugal comparte con Espanha sus cuatro grandes ríos) a la cooperación energética, de los intensos intercambios comerciales al enorme volúmen de negocios. Portugal y Espanha están unidos por un denso conjunto de mecanismos de cooperación, defendiendo proyectos e intereses comunes y concertando sus posiciones en aquellas instituciones internacionales en que son partes. Por todo ello no es de extranhar que surjan voces proponiendo una unión de hecho, una unión que vaya más allá de la simple cooperación, que vaya más allá de un concierto de posiciones.
Hoy en dia, nada de lo que sucede en Portugal es irrelevante para Espanha y nada de lo que sucede en Espanha es ajeno para Portugal. Es necesario hacer de esta realidad un escenario futuro en el que la península ibérica cobre mayor relevancia a nivel europeo y mundial.
Es innegable que la Unión Ibérica, sea cual sea su dimensión, está muy verde, cuenta con muchos impedimentos y barreras que superar y que en estos momentos tanto espanholes como portugueses piensan más en salir de la crisis que en estas lides, pero la idea de una iberia unida sequirá latiendo en los pensamientos de muchos ciudadanos peninsulares.
Alberto Recondo Lago
[artigo de opinião produzido no âmbito da u.c. "Economia Portuguesa e Europeia", do Curso de Economia (1º ciclo), da EEG/UMinho]
1 comentário:
MFL....Lembra uma "anarquista espanhola"?
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